Microelectrónica
En el Auditorio Nacional de Música
de la calle Príncipe
de Vergara de Madrid caben 2.300 personas, las mismas que transistores hubo en
el microprocesador comercial, hace unos 50 años. Si los humanos nos
rigiéramos por la Ley de Moore, a un concierto en el Auditorio Nacional habrían
podido asistir 7.400 millones de personas, es decir, toda la población del
planeta.
La metáfora se
le ocurrió un día a Ignacio Mártil, catedrático de Electrónica en la Universidad Complutense
de Madrid, autor de 'Microelectrónica. La historia de la mayor revolución
silenciosa del siglo XX' (Ediciones Complutense). El libro narra el
desarrollo desde aquellos primeros transistores de mediados de siglo hasta los
dispositivos de última generación que tenemos en el bolsillo, incidiendo en
cómo la historia dio forma a todo esto. "Sin la pugna entre la URSS y los
EEUU, la microelectronica no se habría desarrollado como lo ha hecho, porque
las primeras aplicaciones que encontraron los circuitos integrados son militares".
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