31/10/10

Carta de una profesora

Escrito por una profesora de Lengua en un instituto público..

CONTRA LA TONTUNA LINGÜÍSTICA, UN POCO DE GRAMÁTICA BIEN EXPLICADA


Yo no soy víctima de la LOGSE. Tengo 48 años y he tenido la suerte de estudiar bajo unos planes educativos buenos, que primaban el esfuerzo y la formación de los alumnos por encima de las estadísticas de aprobados y de la propaganda política. En párvulos (así se llamaba entonces lo que hoy es "educación infantil", mire usted) empecé a estudiar con una cartilla que todavía recuerdo perfectamente: la A de "araña", la E de "elefante", la I de "iglesia" la O de "ojo" y la U de "uña". Luego, cuando eras un poco más mayor, llegaba "El Parvulito", un librito con poco más de 100 páginas y un montón de lecturas, no como ahora, que pagas por tres tomos llenos de dibujos que apenas traen texto. Eso sí, en el Parvulito, no había que colorear ninguna página, que para eso teníamos cuadernos.

En EGB estudiábamos Lengua Española, Matemáticas (las llamábamos "tracas" o "matracas") Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Plástica (dibujo y trabajos manuales), Religión y Educación Física. En 8º de EGB, si en un examen tenías una falta de ortografía del tipo de "b en vez de v" o cinco faltas de acentos, te suspendían.

En BUP, aunque yo era de Ciencias, estudié Historia de España (en 1º), Latín y Literatura (en 2º) y Filosofía (en 3º y en COU). Todavía me acuerdo de las declinaciones (la 1ª.: rosa, rosa, rosa, rosae, rosae, rosa en el singular; -ae, -ae, -as, -arum, -is, -is, en el plural; la segunda;-us, -e, -um, -i, -o, -o, en el singular; -i, -i -os, -orum, -is, -is, en el plural; no sigo que os aburro), de los verbos (poto, potas, potare, potabi, potatum, el verbo beber), de algunas traducciones ("lupus et agni in fluvi ripa aqua potaban; superior erat lupus longeque agni": el lobo y el cordero bebían agua en el río; el lobo estaba arriba, lejos del cordero; "mihi amiticia cum domino erat": yo era amigo del señor)..

Leí El Quijote y el Lazarillo de Tormes; leí las "Coplas a la Muerte de su Padre" de Jorge Manrique, a Garcilaso, a Góngora, a Lope de Vega o a Espronceda...
Pero, sobre todo, aprendí a hablar y a escribir con corrección. Aprendí a amar nuestra lengua, nuestra historia y nuestra cultura. Aprendí que se dice "Presidente" y no Presidenta, aunque sea una mujer la que desempeñe el cargo.

Y... vamos con la Gramática.

En castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos verbales. El participio activo del verbo atacar es "atacante"; el de salir es "saliente"; el de cantar es "cantante" y el de existir, "existente". ¿Cuál es el del verbo ser? Es "el ente", que significa "el que tiene entidad", en definitiva "el que es". Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación "-nte". Así, al que preside, se le llama "presidente" y nunca "presidenta", independientemente del género (masculino o femenino) del que realiza la acción. De manera análoga, se dice "capilla ardiente", no "ardienta"; se dice "estudiante", no "estudianta"; se dice "independiente" y no "independienta"; "paciente", no “pacienta"; "dirigente", no dirigenta"; "residente", o "residenta”.

Y ahora, la pregunta del millón: nuestros políticos y muchos periodistas (hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no son "periodistos"), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española? Creo que por las dos razones. Es más, creo que la ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación automática de esos patrones ideológicos los hace más ignorantes (a ellos y a sus seguidores).

No me gustan las cadenas de correos electrónicos (suelo eliminarlas) pero, por una vez, os propongo que paséis el mensaje a vuestros amigos y conocidos, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no "ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales). Lamento haber aguado la fiesta a un grupo de hombres que se habían asociado en defensa del género y que habían firmado un manifiesto. Algunos de los firmantes eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto, el pediatro, el pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto, el proyectisto, el turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto, el violinisto, el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompetisto, el violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo, ¡el machisto!

11/10/10

Problemas con el sueño

En Yahoo noticias, sacado de la revista AR, aparece hoy (11.10.2010) el resultado de las investigaciones, sobre los problemas del insomnio, realizadas por el doctor Eduardo Estivil (director de la Unidad del Sueño de la clínica Dexeus de Barcelona) y el doctor Diego García-Borreguero (de la unidad de Patología del Sueño de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid) como me parece interesante el tema para todos adjunto las conclusiones de la mencionada investigación.

¿Problemas para dormir?


Las mujeres son las reinas del insomnio, y es que las hormonas juegan en su contra: ponen en marcha un sinfín de molestias que les impiden dormir a gusto.
Un 30% de la población duerme mal. Entre él, muchas son mujeres con alteraciones del sueño explicadas, en su gran mayoría, por desajustes hormonales o altos niveles de ansiedad. Y es que, a diferencia de lo que tradicionalmente se pensaba, el metabolismo cerebral es más activo mientras dormimos que cuando estamos despiertos. Por otro lado, la ciencia del sueño es un campo en continuo avance en el que, cada vez más, la edad y el sexo marcan significativas diferencias. ¿Por qué no duerme una mujer de 30 a 50 años? Según explica el doctor Eduardo Estivill (director de la Unidad de Sueño de la Clínica Dexeus, de Barcelona) existe toda una serie de funciones que condicionan de forma muy clara el sueño del sexo femenino: “Hay un insomnio provocado por agentes hormonales; se produce tres o cuatro días antes de la regla, y va acompañado de una disforia premenstrual, es decir, mal humor, baja autoestima e irritabilidad.
Lo padecen entre el 40 y el 60% de las mujeres. Por otro lado, existe un insomnio ligado al embarazo (típico del último trimestre de gestación) y otro asociado a la menopausia, en el que se unen los cambios hormonales con una reducción de horas de sueño (debida a la edad) y despertares nocturnos”, señala este experto. Pero hay más, porque con la menopausia llegan también...
Los ronquidos
Los ronquidos, ¡los nuestros!, provocados porque dejamos de fabricar unas hormonas que protegen nuestra faringe. El doctor Estivill apunta que, “aunque por regla general, por cada tres mujeres que roncan suele haber siete hombres que lo hacen, con la menopausia esta proporción se iguala”. Por otro lado, en esta etapa es frecuente también la parada respiratoria (o apnea) durante el sueño, algo que hace que nos despertemos bruscamente en mitad de la noche, lo que aumenta la probabilidad de no conciliar el sueño de nuevo.
Y eso no es todo.
¿Has oído hablar del Síndrome de Piernas Inquietas (SPI)?
Es una enfermedad que afecta gravemente a la calidad de vida de quien la sufre. Según la Clínica Dexeus, en torno a un 80% de las personas con SPI experimentan movimientos periódicos de las extremidades durante el sueño. Estas sacudidas se producen con una duración de 20 a 30 segundos a lo largo de toda la noche, y causan despertares intermitentes. En opinión del doctor Diego García-Borreguero, de la Unidad de Patología del Sueño de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid: “Los afectados suelen pasar largas horas de la noche aplicándose masajes o baños de agua fría en las piernas, y necesitan dar paseos por la casa para conseguir un alivio que, en el mejor de los casos, sólo actúa momentáneamente”.
De nuevo nosotras lo tenemos peor, ya que este trastorno neurológico crónico es, según la Fundación Jiménez Díaz, hasta dos veces más frecuente en la mujer, y la probabilidad de padecerlo aumenta en función del número de embarazos: es tres veces más probable sufrirlo a partir del tercer hijo. Pero, por fortuna, existen distintos medicamentos que permiten aumentar la cantidad y calidad del sueño.

Cuestión de ansiedad

En el momento en el que abrimos los ojos, al despertar, el cerebro comienza a segregar una serie de sustancias químicas que, cuando han sido producidas durante 16 o 18 horas, hacen que queramos dormir. Es decir que, tal y como subraya el doctor Estivill, “fabricamos nuestro sueño durante el día. Por eso, para que sea reparador, debemos llegar bien al final de la tarde. Esto depende de elementos externos (la vida laboral, el ambiente social y familiar…) y de cómo sean vividos (el carácter)”. Por ejemplo, el insomnio por ansiedad –el más típico– es característico de personas activas, animosas, responsables y exigentes, que dan muchas vueltas a las cosas, tienden a la obsesión y se preocupan por todo. “Acumulan durante el día pequeños estados de ansiedad –señala Estivill– que no les dejan conciliar el sueño, ya que llegan a la noche con una carga de tensión tal que les impide dormir, y que a su vez crea más ansiedad al día siguiente a causa del cansancio; se genera un círculo vicioso en el que la obsesión por dormir provoca la persistencia de esta patología. Cuando este patrón se repite, el insomnio puede empezar a ser transitorio (se duerme mal uno o dos días por semana) y, en el peor de los casos, se cronifica (se duermen cinco horas o menos, cuatro días por semana)”. Ocurre que el insomnio crónico puede provocar distimia “un cansancio físico y mental provocado por el insomnio –subraya el doctor–. Es fundamental tratarlo de manera adecuada, pues puede acabar convirtiéndose en depresión”.

Solución: la escalera

“Tratar el insomnio sólo con fármacos no sirve de nada, así como tampoco es útil usar exclusivamente técnicas de relajación –explica Estivill–. Para dormir bien necesitamos subir una escalera de dos peldaños: el primero es la medicación, que nos permite sentirnos mejor y el segundo peldaño, sacar provecho a las técnicas no farmacológicas (relajación, yoga, etc.). Entre el primer escalón y el segundo hay un periodo de una o dos semanas”. “En todo caso –añade este especialista– es necesario acudir al médico de cabecera para que, a través de los síntomas, identifique las causas del problema. Cuando no pueda tratarse, debe mandar al paciente a una unidad de sueño. Y no hay que olvidar que habrá ocasiones en las que el tratamiento exija ir al psicólogo, al endocrino o a otro especialista”. Así que si, por la razón que sea, te resulta difícil conciliar el sueño, no dejes que el insomnio te venza. Acude a tu médico y encuentra la solución que necesitas.

http://www.ar-revista.com/salud/consejos_salud/problemas_para_dormir