Martín Cooper explica su proyecto en Madrid
El día tres de abril de 1973, Martin Cooper, en la Sexta Avenida de Nueva York, cerca del Hotel Milton, trabajando entonces para Motorola, presionó una tecla de su terminal Dyna-Tac, obtuvo señal de marcación e hizo la primera llamada desde un móvil a un fijo en el mundo. El número marcado, en presencia de varios periodistas, fue el de su rival, Joel Engel, el responsable del departamento de pesquisa de Bell Labs y le dijo que le estaba hablando desde un móvil ya funcional. Cooper entró en la historia no como el primer utilizador, sino por ser considerado el inventor de este nuevo medio de comunicación.
Gracias a Fundación Telefónica, el pasado día 3 de septiembre de 2009, más de medio centenar de investigadores y periodistas, hemos tenido la suerte de poder escuchar, en directo, a Martín Cooper, padre del teléfono móvil y premio Príncipe de Asturias a la Investigación Científica y Técnica 2009. Aseguró que la tecnología móvil continúa siendo nueva, un "bebé", pese a que empezó a desarrollarse hace ahora 100 años. Su sueño es que, en el futuro, la gente utilice más el móvil que el teléfono fijo y está convencido de que la nueva gran aventura del móvil será su aplicación a la salud y que la energía del cuerpo humano alimentará a los futuros celulares, pero no cree en el “todo en uno” sino al contrario.
Martín Cooper, el 3 de abril de 1973, con su Dyna-Tac de Motorota con el que hizo la primera llamada de móvil a fijo en el mundo, desde la Sexta Avenida de Nueva York, cerca del Hotel Hilton. El número marcado, en presencia de varios periodistas, fue el de su rival, Joel Engel, el responsable del departamento de pesquisa de Bell Labs y le dijo que le estaba hablando desde un móvil ya funcional.
Hasta el año 1983 no se puso a la venta el primer móvil personal. Durante esos diez años se hicieron cinco versiones distintas del primer prototipo. El primero pesaba un kilo y su batería no duraba más de veinte minutos. Cada una de las cinco versiones pesaba menos que la anterior y la batería duraba un poco más.
36 Años separan estas dos fotografías
Martín Cooper, el 03.09.2009 en Madrid, muestra orgulloso su móvil personal, de tipo concha, inventado por su mujer, Arlena Harris, que dice, no tiene conexión a Internet, pero considera es perfecto para hablar, sin más complicaciones y de una sencillez extrema. Lamenta que solamente se comercialice en Estados Unidos. No es partidario del “todo en uno” porque está convencido de que el servicio sería peor y más caro. Está convencido además que, en el futuro, la energía del cuerpo humano alimentará a los móviles personales.
Martín Cooper, el 03.09.2009 en Madrid, muestra orgulloso su móvil personal, de tipo concha, inventado por su mujer, Arlena Harris, que dice, no tiene conexión a Internet, pero considera es perfecto para hablar, sin más complicaciones y de una sencillez extrema. Lamenta que solamente se comercialice en Estados Unidos. No es partidario del “todo en uno” porque está convencido de que el servicio sería peor y más caro. Está convencido además que, en el futuro, la energía del cuerpo humano alimentará a los móviles personales.
Cooper recordó que hace 36 años, cuando el futuro de la comunicación se orientaba a los vehículos, y cuando se pensaba que ninguna compañía tendría la capacidad financiera suficiente para llevar a cabo este proyecto, su empresa puso en funcionamiento lo que hoy se conoce como el primer teléfono móvil. Este dispositivo, que pesaba aproximadamente un kilogramo y costaba en 1973 alrededor de 4.000 dólares, hizo realidad un sueño, ya que permitió la comunicación entre personas sin limitar por ello su movilidad o su libertad.
Desde entonces, y una vez que se abrió la competencia en el sector, la telefonía móvil fue avanzando hasta ser capaz de ofrecer canales de audio, texto, Internet, radio, y hasta ser utilizada por cerca de la mitad de la población del planeta.
Sin embargo, pese a todos estos avances, el llamado "padre" del teléfono móvil aseguró que esta tecnología aún es muy nueva y tiene enormes posibilidades para desarrollarse en el futuro.
Una de sus orientaciones, explicó, será emplear los dispositivos móviles en el campo de la salud, lo que permitirá detectar a tiempo los infartos, controlar el ritmo cardiaco, el peso o la temperatura corporal.
Pero sin duda, dijo, el futuro de la tecnología móvil pasa por su integración con Internet, combinación que mejorará la productividad, reducirá el coste de las redes, dotará al producto de más seguridad y "revolucionará" la interacción social, lo que "cambiará más aún la vida a los ciudadanos".
Las nuevas tecnologías, aseguró, han modificado los usos de los usuarios y por ello se está revirtiendo la tendencia de aquellos que prefieren tener una línea fija de teléfono a una red inalámbrica.
Asimismo, los teléfonos móviles en un futuro no muy lejano podrán realizar controles demográficos, de tráfico o incluso determinar las pautas de comportamiento de los ciudadanos, algo que a los Gobiernos les genera cierta inseguridad dada la falta de privacidad que ello supone.
Con respecto a las baterías de estos teléfonos, Cooper considera que aún no se ha avanzado suficiente, y en unos años el propio cuerpo humano será capaz de recargar estos dispositivos, aunque confesó no saber muy bien cómo.